7 de marzo de 2011

Almas hermanas


Querido hermano:

Hace unos días leí un libro muy interesante sobre un hombre con valor. Su nombre es Víktor Frankl, y vivió durante la Segunda Guerra Mundial en un campo de concentración nazi, del cual logró salir. Creo que su actitud y su historia te vienen muy bien ahora, en estos momentos tan difíciles por los que estas pasando. Sé que eres fuerte, como él, y sé que saldrás adelante.

Como te decía, Frankl es el creador de la logoterapia, y como tal, sabe “aprovechar” el sufrimiento que supone en ocasiones la vida. Él fue blanco de los nazis en un campo de concentración y de ahí aprendió y supo ver más allá. Defendió que el sufrimiento es una mera circunstancia y que lo que realmente importa es la actitud que tengamos ante él. Tras atravesar los momentos más críticos que un ser humano puede pasar, estando al borde de la muerte y privado de todos los elementos básicos que el hombre necesita para sobrevivir, Frankl tomó un camino diferente. Aprendió de estas circunstancias y adquirió una actitud positiva ante su destino. Defendió que cuando estás privado de todo, lo único que te queda es la libertad de adoptar una actitud u otra ante esas adversidades. Lo máximo que tiene el ser humano es la libertad, la libertad de elegir, el libre albedrío. Cuando estás ante una situación límite, aún te queda ese rayo de esperanza de decidir cómo te vas a enfrentar a la vida para aprender y trascender la barrera de lo material. En pocas palabras, aprender de los hechos para crecer espiritualmente.
 
Si esta actitud ante el sufrimiento la comparamos con el sufrimiento en nuestro tiempo, es evidente que no tiene ni punto de comparación con lo que pudo sufrir Frankl. Hoy en día pensamos que sufrimos mucho con la vida, pero realmente es porque estamos en una especie de burbuja, con los ojos vendados y sin apreciar realmente todo lo que somos y todo lo que tenemos. La existencia humana actual es infinitamente mejor en cuanto a condiciones de vida que las del periodo Nazi, pero aún así nos quejamos. Nuestra actitud ante el mundo es de lamentos y quejas, sin valorar nuestro alrededor y disfrutar de él. En este sentido podríamos hacer caso y tomar ejemplo de Frankl, el cual supo crecerse ante la adversidad. El mundo de hoy se rinde muy fácilmente: nos quejamos por tener demasiado trabajo o por no tenerlo, por no tener tiempo libre o no tener dinero, por tener unos kilos de más o por no poder ir este año de vacaciones… Ante estos hechos, nuestra actitud es pasiva, no hacemos nada por cambiar las cosas, nos hundimos y pataleamos como niños pequeños. Este mundo necesita valor, necesita fuerza para creer en nosotros mismos y afrontar las vicisitudes de la vida. No siempre las cosas saldrán como nosotros queramos, pero lo mejor es aprender de Frankl y adoptar una actitud positiva ante la vida. Rendirse es de cobardes, debemos afrontar los retos del día a día; sólo así podremos crecer como personas y ser felices, que al fin y al cabo es de lo que se trata.

Sé que tú eres valiente y que, como Frankl, conseguirás salir del campo de concentración en el que te han metido las circunstancias de la vida.

Ánimo y suerte.



P.D.: Afortunadamente, todos tus mayores males ya pasaron. He querido poner esta carta hoy aquí, dos años después, para que veas lo maravillosa que es la vida, y que esa actitud de la que te hablaba es fundamental para salir adelante.

Te quiero, hermano.

2 comentarios:

  1. Una forma muy especial de animar... me gusta :) y aunque nuestro hermano haya pasado muy malos momentos ha sabido ser fuerte o mejor dicho ha aprendido a ser fuerte. Besitos

    ResponderEliminar
  2. Me ha parecido unas palabras muy bonita a un hermano, muy sensible y demuestra mucho de ti.Un besito

    ResponderEliminar